XXVII

XXVII

1 de abril de 2012

Un Mundo en el Silencio

Capítulo I

V estaba bastante alterada, y me hablaba alternando palabras con sollozos.
-Fue terrible, manteníamos una conversación de las nuestras de siempre. Nunca pensé que Él pudiera hacer algo así.

- Yo sabía que estaba loco. Cuéntame lo que pasó- le pedí a V
- No puedo hacerlo, no puedo volver a aquel lugar. Pero toma- contestó V, mientras sacaba un papel arrugado de su bolso.
Examiné el papel. Al abrirlo comprobé que era la conversación que V mantuvo con Él antes del incidente. Al parecer, V lo había escrito para no tener que contarlo más veces..
-La policía, al ver que no podía parar de llorar al recordar lo sucedido, me aconsejó que lo escribiera en un papel. La parte escrita en mayúsculas es la mía- me aclaró V
Asentí, en efecto, había partes escritas en mayúscula, las que correspondían al diálogo de V, y partes en minúscula, las de Él. Empecé a leer.

- ¿TÚ ERES FELIZ?
- ¿Y qué es ser feliz? ¿Acaso no es algo que viene y que se va en apenas un suspiro? Para mí, la felicidad puede ser algo que dura apenas un segundo-

- ¿QUÉ TONTERÍAS DICES?
- ¿Tonterías? Para mí no lo son. Es lo que realmente pienso. ¿No crees que todo lo que tenemos puede perderse en un tan solo instante? La felicidad, el amor, los sueños e incluso la vida...

- SIEMPRE ERES TAN NEGATIVO....
- No, yo opino que soy realista, todo es efímero, nada permanece.

- NO SÉ, YO CREO QUE EXISTEN COSAS QUE SI SON PARA SIEMPRE
- Estás equivocada. Voy a demostrártelo en un ejemplo


En ese momento, sacó una cuchilla que tenía guardada en su bolsillo y se cortó el cuello, mientras me miraba con una sonrisa, como si estuviera haciendo lo más normal del mundo. Murió en mis brazos con una sonrisa.

Volví a doblar el papel y lo dejé cuidadosamente en la mesa. No sabía que decir. Permanecimos unos minutos en silencio.
- Es todo tan irreal. Tuvo que ser horrible- añadí cuando el silencio empezaba a resultar insoportable
-Ya pero aun así no llego a entenderlo- me contestó, intentando no llorar- Pero si, tienes razón
- ¿En qué?
- En lo que has dicho de Él. Estaba Loco.
Tras despedirme con un abrazo de V, me alejé a la puerta sin mediar palabra. Cuando la había abierto y me disponía a salir V se volvió y me preguntó
- ¿Por qué a veces todas las cosas carecen de sentido?
- No lo sé- la contesté -Pero pienso averiguarlo. Cerré la puerta y me marché

No eran simples palabras de consuelo, simplemente dije lo que pensaba. Pensaba descubrir la verdad de todo este asunto. ¿Por qué Él se suicidó?, ¿Por qué de aquella forma tan espantosa? Y sobre todo, ¿Por qué dejo sobre mi cama una nota sólo 24 horas antes que decía que se iba a suicidar por mi culpa?

Capítulo II

"No soy más que un cuerpo sin energía. Soy como un sol sin luz, como un universo en el silencio. Y todo por tu culpa. ADIÓS"

Esta fue la enigmática nota que Él dejo sobre mi cama el día anterior a su suicidio en presencia de V, es decir, antes de ayer. En ese momento no supe lo que me quería decir, ahora lo entiendo todo. A V no la dije nada, ya estaba sufriendo bastante. Nada más llegar de su casa, dormí unas horas, creo que fueron dos o tres, pero me parecieron una eternidad. Los ladridos de los perros del vecino me despertaron. Empecé con la dura tarea de deshacerme de todas sus cosas. Repartí toda su ropa entre los mendigos del barrio, metí sus papeles, sus libros, sus discos y todos sus trastos en cajas y los bajé a la basura. Solo guardé su vieja cámara, su bicicleta y un jersey con la letra M en mayúscula, que yo recuerde el único regalo que le di en mi vida. Al bajar a tirar las dos últimas cajas de sus cosas me encontré con el vecino (el de los perros).

-Ya me he enterado de lo de tu hermano- me dijo –Lo siento mucho

- Gracias – Le contesté sonriéndole y acercándome a la puerta para acabar así con la conversación. Sin embargo, el siguió.

- Todos los vecinos le hemos comprado unas flores. Nos gustaría que en memoria de…

- ¡NO! – le interrumpí, causándole un pequeño sobresalto –No pronuncies su nombre por favor, y por las flores gracias, las haré llegar a su tumba.

Me apresuré a salir del portal y dejar las cajas, que ya empezaban a pesar, en la basura. Para no ver al vecino de nuevo, paseé durante unas horas por el parque con la mala suerte de encontrarme con otra vecina al volver, que me dio su pésame y me recordó lo de las flores que todos los vecinos le habían comprado para Él.

Por fin en casa, me duché, recogí la cocina, cogí una manzana y me la tomé sobre la cama, cuando de repente observé que encima del armario había una caja de cartón que jamás había visto. La bajé con la intención de tirarla sin ver su contenido, pero una inscripción en su tapa llamó mi atención:

“Un mundo en el silencio”

Era claramente la letra de Él, y la caja la había colocado encima de mi armario con la intención de que la encontrara después de su muerte. Al abrir la caja se me cortó la respiración. Estaba llena de cosas que me sobresaltaron, y que me respondían a la pregunta porque Él se había suicidado con mucha más facilidad de la que nunca había podido imaginar.

Capítulo III

-Si lo que quería era asustarnos, lo ha conseguido- dijo V

-Sí – contesté- Esto explica porque quería morir. Pero hay muchas cosas que todavía no entiendo.

En cuanto descubrí el contenido de la misteriosa caja sobre mi armario, llamé inmediatamente a V, que se presentó a las dos horas. Al contario que toda la fragilidad mostrada ayer, ese día demostraba mucha más entereza y parecía haberse recuperado ya del suicidio de Él.

-Tengo un poco de hambre. ¿Podrías traerme algo de comida? Lo que sea…

-Claro- dije mientras me levantaba e iba a la cocina.

Me apoyé en la puerta porque sentí un fuerte mareo de repente, por todo lo ocurrido en estos últimos días, supuse. Cogí otra manzana para V, ya que no me apetecía nada cocinar. Cuando volví a la habitación, estaba guardando todas las cosas de nuevo en la caja. Todas las fotos hechas con su vieja cámara en las que se nos veía a V y a mí paseando, hablando, e incluso besándonos. Fotos que demostraban que Él nos había estado siguiendo. También guardaba multitud de papelitos arrugados llenos de frases y poesías (no siempre agradables). En muchos de esos papeles viejos, una inscripción se repetía con frecuencia:

Tiempo, que arrastrando te llevas mis sueños

¿Por qué vas robando el pasado?

La inocencia enmudece y me dejas

desnudo ante mi soledad

Seguramente se tratara de alguna canción o poesía de sus muchos discos o libros. Me di cuenta que jamás lo sabría pues esa misma mañana me había deshecho de todas sus pertenencias.

-No entiendo cómo pudo hacer todo esto- dijo V en voz baja, rompiendo el silencio.-Acabar con todo de esa manera tan horrible solo porque le engañáramos.

-En algún momento nos descubrió, se obsesionó y acabó por volverse loco-contesté yo -Actuaba como si no lo supiera, guardándose el dolor. Mira lo que encontré en su diario.

En la caja que Él nos había dejado, también se encontraba su diario, que era lo único que V no había guardado de nuevo en la caja. Estaba en el suelo, junto a sus piernas, delgadas y blanquecinas. Lo recogí y busqué una página que antes de la llegada de V me inquietó. Mientras daba los últimos mordiscos a la manzana, ella me miraba atenta, aunque sus ojos delataban cierto temor. Cuando encontré la página que buscaba, leí en voz alta.

-Sé que ellas han estado juntas a mis espaldas. Actúo como si no lo supiera, pero lo sé. Di todo por ellas, y ahora se han construido un nuevo mundo, dejándome apartado en el mío de soledad. En un mundo en el silencio. Ellas…

Déjalo ya por favor!- me interrumpió V, cuyos ojos se había humedecido- Es demasiado para mí, además me encuentro mal…

-Lo cierto es que yo también-dije, mientras depositaba de nuevo el diario en la caja- Estoy como mareada

-Y yo…

En ese momento, V, que estaba sentada sobre la alfombra, caía lentamente sobre ella, sin hacer apenas ruido, como una hoja que cae de un árbol y se posa suavemente sobre el suelo. Rápidamente me abalancé sobre ella, cuando de repente un fuerte dolor de cabeza me hizo pararme en seco. Llevándome las puntas de los dedos a mis sienes, donde se concentraba el dolor, recordé algunas frases sueltas del diario que predecían una venganza, también vino a mi mente que, tal vez, las manzanas que habíamos tomado las hubiera comprado Él antes de morir. Mientras mis piernas flaqueaban y caía de rodillas al suelo, observé el cuerpo inerte de V en el instante en que mi visión se nublaba. Por último, mientras agonizaba tumbada boca abajo sobre la alfombra, me vinieron a la mente los mismos versos que el repetía constantemente, mientras, mi cuerpo se adentraba en el mundo donde Él y V ya me esperaban. En el mundo de silencio donde siempre se acaba, aunque yo, hasta unos instantes antes, nunca pensé que conocería tan pronto.

Tiempo, que arrastrando te llevas mis sueños

¿Por qué vas robando el pasado?

La inocencia enmudece y me dejas

desnudo ante mi soledad

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